domingo, 11 de octubre de 2009

El Go.


De un tiempo a acá me ha nacido una obsesión por el Go que algunos categorizarían de algo malsana, aunque nada de extrañarse para quienes me conocen. Esto surgió a raíz de que leyera un libro titulado "El Ocho" que me obsequiaron en mi cumpleaños pasado. Si bien, la trama del libro gira en torno al ajedrez, en realidad terminó por avivar mi vieja afición por el juego.

El Go es un juego que se originó en China hace más de 4,000 años y que fue muy popular en el lejano oriente difundiéndose por Corea y Japón. Sin embargo, este se mantuvo relativamente desconocido para el resto del mundo hasta principios del siglo.

El go se juega de manera tradicional en un tablero que consiste en 19 líneas verticales y 19 líneas horizonales conocido como goban. Sobre el cual, dos jugadores colocan de manera alternada una serie de fichas o piedras. El objetivo fundamental del juego es rodear la mayor cantidad posible de territorio con piedras de un color.

El go es un juego que tiene reglas sencillas, sin embargo, su desarrollo es sumamente complicado. Dadas las posibilidades que permite explorar, el go se vuelve en un juego imposible de dominar debido a la gran cantidad de permutaciones y a la capacidad de análisis que se requiere entre combinar dos jugadas básicas, aquella que refuerza una formación de piedras y aquella que captura más territorio.

Uno de los aspectos más fascinantes del Go radica en su extrema complejidad. Se considera que supera al ajedrez debido al vasto número de partidas posibles, lo que hace posible a cada jugador expresar su individualidad en el tablero. En todo momento el avance de la partida puede sufrir, ya que no se juega de manera local, sino que todo el tablero está relacionado y una serie de tiradas que en un momento parecen aisladas terminan afectando el resultado global de la partida.

El Go es considerado por muchos el juego de mesa más desafiante. Sus reglas son fáciles de aprender y las posibilidades que permite explorar son inconmensurables. En lo personal, es un juego que me gusta mucho, a pesar de que apenas soy un principiante (25 kyu), sin embargo disfruto mucho de mis partidas y quiero mejorar.

Otra cosa que tiene el Go, es que es un juego sumamente elegante. Desde el sorteo de colores hasta el final de la partida es como una gran ceremonia celebrada entre dos jugadores. El Go no sólo es un juego, sino también una filosofía, una forma de ver la vida y al mismo tiempo un reflejo de uno mismo. Espero que aunque la obsesión pase, siga pudiendo disfrutar de una buena partida de Go y espero que esto despierte el interés de alguien que adopte este bello pasatiempo

1 comentario:

Third Beast dijo...

ASi como lo cuentas se siente exquisito, lastima que aqui, no hay con quien jugar cosas como esas, Queretahell sera muchas cosas, pero no un sitio donde la gente guste de pensar.