miércoles, 30 de mayo de 2012

AMLO: ¿El menos peor?

Inicialmente, mi idea era escribir una entrada sobre cada uno de los candidatos a la silla presidencial con algunas críticas generales de lo que hacen y el por qué son más o menos igual de malos todos. Pero a medida que han avanzado las campañas, tomó lugar el primer debate presidencial y he atestiguado la gran cantidad de movilizaciones, esta, que iba a ser mi entrada final, ha dado un giro.

Sí, voy a hablar mal de Andrés Manuel López Obrador. No sólo lo haré ver como un mal candidato sino como la peor opción posible. Escribo esto a sabiendas de que muchas personas con cierto grado de cercanía hacia mí sentirán repudio hacía a mi persona y hacia estas palabras que escribo. Otros, simplemente me tacharán de "vendido" y lanzarán aquellos ladridos ciegos y necios que he escuchado una y otra vez; no me importa. No me importa que lean estas palabras "envenenadas" o no. Esto no va dirigido a aquellos que se han dejado atrapar por el fanatismo ciego, sino para aquellos moderados que no han renunciado a la capacidad de dudar y cuestionar. No exijo que cambien el sentido de su voto, porque respeto el derecho de otros a mantener opiniones contrarias a mis creencias personales. Sólo los invito a hacerse preguntas y a considerar estos puntos que aquí expongo y los tengan presentes el día que vayan a las urnas y tomen su decisión.

El falso dilema

"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo" 
- Voltarie

Empecemos por una curiosa palabra: El "PRIAN". PRIAN es el poco ingenioso nombre que ha recibido una amalgama de los principales partidos que se oponen a la izquierda, el PRI y el PAN. Dos partidos con historias diferentes y separadas; que en estas campañas electorales se han atacado sin cesar, se vuelven ahora aliados inseparables. Y no sólo eso: todo aquél que no simpatice con Andrés Manuel López Obrador forma parte de esa agrupación. Los que apoyan el voto nulo "están apoyando a Peña". La participación de Quadri en el debate tenía el fin de "quitarle votos a AMLO". Las encuestas claramente están manipuladas porque no ponen a López Obrador arriba, incluyendo aquellas que usa el PRD como referencia y a las cuáles AMLO muestra su apoyo. Y peor aún, personas que le han demostrado su apoyo, pero al mismo tiempo han criticado sus fallas han sido criticados o tachados de vendidos.

Tal es el caso de Denisse Dresser, en uno de sus artículos para la revista Proceso donde señala las dificultades a las que se enfrenta el candidato. En ese artículo no pone a AMLO en entredicho ni mucho menos lo ataca y aún así pueden leerse comentarios adversos donde se cuestiona su objetividad y en algunos casos hasta insinúan que " se vendió" o "cambió de bando". Al parecer no basta sólo con seguirlo,sino que debemos aceptar sin cuestionamientos su perfección e infalibilidad. Otro ejemplo más reciente es el de Javer Sicilia. El escritor que encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Se trata de una persona que anulará su voto, aunque muestra una marcada preferencia por AMLO. Sin embargo, eso no lo detuvo de decirle unas cuantas verdades al tabasqueño en una reciente reunión. López Obrador, lejos de aceptar esos válidos cuestionamientos, alegó que esa era una "imagen creada por la televisión". De nuevo poniéndolo (parafreaseando a AMLO) en el "mismo costal" que a todos sus detractores. Por último, y quizá el ejemplo más interesante es el que ofrece Federico Arreola, el creador del sitio SDPnoticias: un portal informativo que no maquilla lo que es una clara preferencia por los candidatos de la izquierda. Sin embargo, Arreola ha hecho notar cierto desencanto hacia AMLO. De nueva cuenta basta con leer los comentarios para ver cómo ahora es tachado de favorecer a Peña Nieto y a aquella elaborada, mutable, amorfa y fantasmal "mafia del poder".

Este tipo de discurso recibe el nombre de falsa dictotomía y consiste en plantear falsamente dos opciones mutuamente excluyentes para hacer que el interlocutor se vea forzado a escoger sólo una. Al amalgamar a todos sus opositores en un sólo grupo AMLO propone un falso dilema entre él y los demás. "Son ellos o nosotros" "Estás con nosotros o estás en nuestra contra" "Si no eres parte de la solución, eres parte del problema." Creado este terreno sólo basta con decir que Andrés Manuel López Obrador es una buena opción de gobernante para que automáticamente todo aquello que se ajeno a él se vuelva malo y perjudicial. No hay espacio para la duda o el cuestionamiento porque eso nos pondría de inmediato en aquél grupo tirano que ha acabado con el país. No hay espacio para los moderados, los que vacilan, los que creen que hay otro camino hacia un país mejor. Es la clase de discurso que usan los gobiernos fascistas y totalitarios para adoctrinar a las masas. Hoy es la critica, la burla, la descalificación; mañana cabe la posibilidad de que sean cosas mucho peores.

Esta práctica atenta contra los valores de la democracia. Socavando la libertad de pensamiento, la diversidad de opiniones, el respeto, el diálogo y la igualdad.

El pueblo como censor

"Divide y manda: ¡sabio consejo!; une y guía: ¡otro lema mucho mejor!"
- Johann Wolfgang von Goethe

Una de las consecuencias de esta clase de prácticas es involucrar al pueblo como un censor. Ya no sólo son los medios los que descalifican, dan información a medias o fabricada; sino nosotros mismos. Las redes sociales, un lugar donde la información circula "libremente", se han convertido también en un lugar donde las mentiras circulan de forma indiscriminada y donde aquellos que expresan una opinión que otros no aceptan, se vuelven víctimas de críticas e insultos. Ningún ejemplo más claro de todo lo que he expuesto hasta ahora que la cuenta falsa de Marybel Fernández. En ella se llevó al extremo de lo literal la fusión que hacen los izquierdistas de sus opositores, amalgamando no sólo a partidos sino a pesonas: Marybel Villegas y Lynn Fernández son dos candidatas que contienden para ser diputadas del distrito III de Quintana Roo. Seguro que quien creó la cuenta y estuvo tuiteando desde ella conocía ese detalle, pero muchos otros no. Y así se difundieron amenazas y mensajes de odio que muchos tomaron como provenientes de candidatos del PRI e inmediatamente empezaron hacer circular imágenes y lanzar consignas contra una persona que ni siquiera existe.

Y la pregunta que sale de esto es... ¿qué es peor? ¿Que sean los medios y el gobierno quienes nos hagan llegar información falsa  o que seamos nosotros los que hagamos ese trabajo? Ejemplos como éste hay muchos y no se limita sólo a la crítica y el atauqe a los opositores. Pensemos en la marcha Anti-EPN que tuvo lugar hace unos días. Al poco tiempo de que se lanzó la convocatoria, comenzó a circular esta imagen donde se recrimina a la iniciativa; sólo porque no provenía del mismo grupo de los que apoyan ciegamente a AMLO. Las críticas que ahí se leen ratifcan todo lo que he expuesto hasta ahora y demuestran como esas personas no toleran a aquellos que piensen de forma diferente a ellos, ¡Aún teniendo puntos importantes en común! De nueva cuenta, eso no fue iniciativa del gobierno ni de los medios, sino de la propia gente; quienes hacen el mismo trabajo que reprochan a otros: la censura, la manipulación y la represión.

¿Democracia?

"Es casi universal la sensación de que al llamar a un país 'democrático' lo estamos halagando; consecuentemente, los defensores de toda clase de régimen aseguran que es una democracia, y tienen miedo de tener que dejar de usar la palabra si ésta estuviese atada a un significado cualquiera."

-George Orwell

Pareciera que, para los fanáticos de López Obrador, la única forma en que podríamos llamarnos un país democrático sería si AMLO tuviera una victoria contundente en estas elecciones. Nos hablan de sus encuestas de twitter y facebook, dejando de lado el hecho de que se aplican de forma muy sezgada a muestras que no representan el grueso de la población.

México es un país que podría decirse que apenas despierta a una democracia real. Después de 70 años de régimen priísta, es bueno sentir que podemos tener un impacto en quién es quien nos gobierna. Tenemos un Instituto Federal Electoral frágil, que parece llevar sobre los hombros una carga demasiado grande para lo que sus aptitudes le permiten, formadas por nuestras muy altas expectativas y por la obligación de darle algo de credibilidad a un sistema que ha permanecido mucho tiempo en entredicho.

La democracia no la hacen los partidos, ni los candidatos ni las instituciones. La hacemos cada uno de nosotros a través de nuestro día a día. La democracia es cumplir con nuestras obligaciones, la democracia es no practicar la corrupción, la democracia es darnos cuenta que vivimos en un país que compartimos con otras 120 millones de personas y que nuestras acciones tienen repercusiones en la vida de todas ellas. La democracia consiste en el esfuerzo que hagamos todos en salvaguardar los valores que la representan a través de nuestros actos y el cumplimiento de nuestras obligaciones.

Hasta ahora, poco es lo que ha hecho el PRI por demostrarnos que se encuentra en capacidad de regresar al poder, después de las densas redes de corrupción y crímenes que dejaron atrás en su última administración. Dejarlo volver al sería un error e iría en contra de lo que otros lucharon en su momento. Sin embargo, peor sería dejar el poder en manos de AMLO, quien ha atacado los fundamentos más básicos de la democracia a través de su discurso y de lo que sus seguidores alientan. Una victoria del PRI mancillaría el cuerpo de la democracia que apenas empieza a surgir, una victoria de AMLO le agraviaría el alma.

Entonces ¿por quién votar?

Esta es una pregunta sumamente difícil y que me ha tenido rascándome la cabeza por meses. No quiero que ganen AMLO ni Peña Nieto. Pero son los contendientes más fuertes. No tengo idea de quién es Vázquez Mota; tras esa sonrisa forzada e incómoda lo único que resalta es la larga sombra que proyectan los seis años de guerra y violencia que hemos vivido. Por último, Gabriel Quadri de la Torre: un candidato hechizo que nunca fue pensado para gobernar. Su única meta es mantener el registro del partido y así permitirle a Elba Esther Gordillo seguir drenando los recursos del Instituto Federal Electoral. Un voto para él sólo lo ayduaría a cumplir su objetivo y no tendría una repercusión en el resultado final de las elecciones.

Ante esta encrucijada he decidido anular el voto, quizá cambie de parecer. Aunque un mes es un tiempo muy corto para que los políticos levante el reguero que han estado dejando. Los invito a que piensen su voto y si apoyan a AMLO, piénsenlo bien antes de caer en sus juegos, que no sólo atentan contra la democracia, sino que sólo van a terminar dividiéndonos y haciendo que nos pongamos los unos contra los otros.

Gracias por leer.