lunes, 23 de enero de 2012

La carrera a la silla presidencial: El por qué todos los candidatos apestan igual. Parte 2

Bueno, la entrada pasada fue acerca del candidato del PRI. Ahora me dedicaré al PAN. El problema es que aquí hay más de un posible candidato. Ernesto Cordero, Santiago Creel, y Josefina Vázquez Mota. Lo gracioso es que aún no se han definido y muchos ya tratan a Vázquez Mota como candidata de facto.

Si algo tiene el PAN es que tienen mucho valor para seguir respaldando las acciones de Felipe Calderón, a pesar de lo impopular que lo han hecho a él y a su partido. Pero bueno, para sus seguidores, el exceso de violencia puede ser síntoma de que lo que hacen está funcionando. Después de todo el 50% del impacto de los hechos es el como son presentados.

El PAN, como el partido conservador del país, se encuentra en la lista negra de los hipsters y los intelectualoides. Quienes se vanaglorian de hacer comparaciones absurdas y crípticas en lugar de usar algo válido. Como, digamos, HECHOS.

Y si a hechos nos vamos, el PAN está muy mal parado. Sí, han hecho cosas buenas: han mantenido las crisis sexenales a raya y a pesar de estar enfrentando un clima económico bastante tenso, aún no he visto que lleguen a embargar los refrigeradores de los vecinos como en la época dorada del PRI. Sin embargo, todo eso suena a poco cuando pensamos en toda la sangre que ha sido derramada y que lejos de solucionar un problema, ha frotado con un paño abrasivo una herida que hacía tiempo nos habíamos acostumbrado al dolor que causaba.

El narco y la violencia ahí están y estarán. Pensar que lo arreglaremos enviando militares es como echarle agua al sartén que se prendió en la cocina. Sólo hará las cosas mucho, mucho peores. Pero bueno, el delirio de que la violencia se resuelve con más violencia es algo que está profundamente arraigado en la cultura del mexicano. Basta con ver los pleitos que surgen entre conductores para apreciar esta conducta. O a un padre educando a su hijo diciendo que debe regresar el golpe con más fuerza. Enseñanza irónica pensando que aquí hay muchos católicos que rayan en el fanatismo.

Y hablando de catolicismo, otra de las cosas que caracteriza al PAN son sus lazos estrechos con la iglesia. Siendo un partido conservador tená sentido que lo fueran. Homofobia, una inquebrantable política antidrogas y un aire de superioridad moral que asfixiaría a muchos de no ser porque se encuentran todo el tiempo ahogados en esa misma atmósfera.

Otra peculiaridad del PAN es su poca consistencia como partido. Por un lado, tenemos a Santiago Creel oponiéndose a la firma del ACTA y por otro a Federico Döring redactando una ley que haría que la RIAA, y la MPAA se sintieran orgullosas. Ya los quiero ver intentando apoyar a uno o al otro. Sin tomar en cuenta que la ley Döring es uno de los reflejos de uno de los vicios que ha aquejado recientemente a esta sociedad. Un montón de leguleyos tratando de regular algo que desconocen. ¿Dejarían acaso de un abogado redactara un manual de procedimientos quirúrgicos? Imagino que no. Lamentablemente, algo así está ocurriendo teniendo a este senador panista redactando leyes en torno a internet.

Pero no me desviaré más a la censura en internet y mejor aprovecharé este momento de desvarío para saltar a las conclusiones. El PAN violento regresa. No habrá forma de que eso cambie. Personas dispuestas a vender al país al mejor postor y que verán exclusivamente por los intereses de los pocos. No es un gran prospecto pero bueno, después de todo, ¿Cuál si lo es? Votar por el PAN es una tontería, un acto de estupidez, negligencia y temerdiad. Y sin embargo, sus contendientes se las arreglan para no parecer una mejor opción. Qué horrible tu destino, México, que tienes que elegir la cruz que cargarás en un camino al Calvario que nunca parece torcerse a un lugar mejor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy independiente de la guerra contra el narco de Felipe Calderon, me gusta más lo que han hecho como gobierno que los del PRI. El mejor precandidato que tiene el PAN. Además tiene mejores propuestas para combatir al narcotrafico.